Montañas de basura, la nueva “atracción turística” en París por las huelgas
«Nunca he visto esto», dice una canadiense asombrada. En París, la ciudad más visitada del mundo, los turistas deben esquivar la basura amontonada en sus lugares icónicos por una huelga de los recolectores contra una impopular reforma de las pensiones.
A orillas del río Sena, los desechos obstaculizan la vista de Notre Dame. Para contemplar la famosa catedral construida entre los siglos XII y XIV en el corazón de la capital y dañada por un incendio en 2019 hay que hacer abstracción.
Los turistas desean contemplar la torre Eiffel desde la impresionante explanada de Trocadero, pero cuando salen del metro, primero deben recorrer un muro de sacos de plástico. En el centro, las otroras callejuelas románticas están sembradas de cajas y cartones, a veces con comida en mal estado.
«Nunca he visto esto en Canadá», asegura Omera, una turista canadiense con el cabello tintado de color rosa, justo después de tomar una foto de la basura amontonada en Saint Michel, en el barrio latino. «¡Esto hará huir a los turistas!», pronostica.
«Evidentemente, no es lo mejor»
En París, los empleados municipales de recolecta de basuras empezaron hace más de una semana su paro, que afecta a la mitad de la capital.
Uno de ellos, Nabil Latreche, de 44 años, denuncia el hecho de tener que trabajar más años, pese a contar con un trabajo «penoso».
«Trabajamos llueva, nieve o haga viento (…) Cuando estamos detrás del camión, respiramos cosas volátiles. Tenemos muchas enfermedades profesionales», asegura.
Cuando me jubile, «sé que viviré pobre» con una pensión de 1.200 euros (1.280 dólares) como mucho, lamenta Murielle Gaeremynck, una mujer de 56 años, basurera desde hace dos décadas.
Sus compañeros de las empresas privadas, que operan en el resto de la capital, enfrentan por su parte el bloqueo de las plantas incineradoras. En total, 5.600 toneladas de basura se acumulaban el lunes en las calles, según la alcaldía, un volumen que aumenta cada día.